Todo empezó como un juego de palabras, era una simple coquetería donde nada importaba, todo era por un simple decir; una cita, un beso, un encuentro. Esa noche todo lo que hice fue por primera vez. Que sucedería, no sabía, simplemente seguí mi camino. Después de largas platicas, insinuaciones, provocaciones, encuentros alentadores algo me hacia extrañarle, cuando eso no debería suceder. Y es tan triste que no pueda ser, aunque hermosos los instantes en que amanezco entre sus brazos o sentir el roce de sus labios, la ternura en cada caricia y la excitación que puede provocar cada una de ellas. Disfruto mis días, mis horas, mis noches y hasta esos minutos de silencio a su lado. Es más que una llama encendida, su mirada, su susurro, su ironía, su bendito sarcasmo y la insaciable ternura que me ha dejado ver, un complemento casi perfecto, eso me gana; placeres infinitos, un excelso de sensaciones nuevas, muchas tan simples como una caricia y su sola compañía, que más se pude pedir si se siente tan bien.
Todo marchaba bien hasta que sus sentimientos se mezclaron con este juego. Un sufrimiento agudo, ahora era yo quien guardaba silencio. Era necesario un adiós, y aquello solo quedará como una aventura… un simple experimento. “Llorando por dentro, me corte las alas para no seguirla” hoy me haces falta amor, en cada rincón de mí, en cada sonrisa, en la mirada por la que te perdías, mis brazos no resisten la ausencia de ti; cansa usar diariamente una máscara para que no se den cuenta de este dolor, de esta tristeza por haberme alejado, pero era necesario. Su recuerdo es constante, y fue encantador cada momento a su lado. Mi mejor instante en este frío invierno, que sin darme cuenta se había hecho cálido gracias a su presencia.
Estoy a días de marcharme, de alejarme de todo y comenzar una nueva vida lejos de aquí… diré que jamás fue quien yo pedí, pero me hubiese hecho feliz compartir más que momentos a su lado, sino una vida. Aunque aun así su recuerdo perdurara hasta el fin de mis tiempos. Qué triste es decir adiós, mas no se siente, ni se hace hasta que se dice…adiós amor, adiós mi vida.
2 comentarios:
Que romántica Viridiana pero que sufrimiento, el verdadero amor nunca se va, queda por siempre, se hace a través de los años, lo otro parece perfecto porque es efímero, nada más, pero de esas parejas pasajeras estan construidos los cuentos de amor. Un beso.
Mario.
¡Hola Viridiana!
Bonito relato.
El adios a veces, solo a veces, no se querria recordar, aunque el tiempo es quien da ese reto.
Saludos de J.M. Ojeda.
P.D. Me gusto mucho.
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