Era un día lluvioso, todos estábamos afuera tratando de ayudar; Clavamos una especie de protección para el frente de la casa y
nos metimos después de terminar con eso. Aparentaba ser una especie de reunión
estaba parte de mis familiares, el papá de mi novia Maxi, y extrañamente también
la familia de Lupita, mas ahí la única que faltaba era ella.
Comíamos, bebíamos chocolate caliente, todos felices sin alguna preocupación,
simplemente pasando un buen rato juntos, compartiendo, apoyándose y gozando de ese
momento. Mientras tanto de mi otro extremo estaba él, a quien hoy día no le
puedo ni dirigir la palabra, mi suegro, me ofreció algo de beber, sonreí y dije
no; al tiempo la lluvia seguía a ratos fuertes y otros no tanto, nuevamente Don
Max me llamo por mi nombre y dijo sal, anda sal, voltee extrañada a ver a
Vanessa y solo dijo ve. Salí (muy obediente yo) y al frente de la casa estaba
un carro estacionado, creí verla, me acerque a él mire por la ventada y efectivamente ahí estaba
ella aun lado de un chico muy apuesto. Ella sostenía la fotografía de una niña;
dispuesta a pintarla le pregunta al joven que color sería, él contesto como un
rosa o rojo. Pinto las mejillas de un tono rosa oscuro, al verla accedió sonriendo
y sostuvo un brillo en sus ojos, me había recordado. Lo supe, por esa mirada,
por el suave movimiento de su boca al sonreír; como si extrañamente me
adentrara a su pensamiento y viera lo que ella. Me apresure a entrar a la casa
antes que ellos, me acerque a Vanessa le hable en un tono serio y algo
desanimada diciéndole ya llego, ella inmediato comprendió de quien hablaba. Al
instante entro una niña chapoteando con una sonrisa inmensa, alegre, queriendo
regresar a la lluvia; entusiasta idéntica a su madre, simplemente hermosa. Tras
ella venia su padre, el apuesto joven, y a la espera de mí su madre, Lupita.
Saludaron muy cordialmente, mientras Lupita se desvió saludando a cada uno y
mostrando la foto que ella pintaba, una foto de una niña enferma.
Se detuvo a mirarme y sonrió, pidió que fuera con ella. En el instante
en que caminábamos por el corredor nos ahogaba un silencio, hasta el final de
aquel paramos para platicar, más en el
lapso del camino me perdí entre una oscuridad inmensa, no sabía quién estaba
frente a mí. Ella me preguntaba como estaba, y preguntaba que si
recordaba esos momentos que pasamos, si recordaba cómo después la acosaba, prácticamente
yo solo reía desconcertada, no entendía bien de lo que hablaba hasta que
termino y pregunto, porque solo ríes y no dices nada, eso no es natural de ti. Se
acercó me tomo de las manos, yo no tenía
miedo su esencia era cálida y despreocupante, solo le dije discúlpame, haciendo
una pausa y continúe diciendo creo que estas confundiéndote no creo ser la
persona que buscas, o ser quien dices. No pretendo herirte ni burlarme de ti,
si es lo que piensas, eres muy linda y a lo que veo buena persona, pero no soy
quien te acosaba o esa que te hacía reír, lo siento pero yo no sé quién eres; asombrada
me vio y dijo en verdad no me recuerdas, entristeciendo su rostro, le dije no, más
siento unas ganas enormes de abrazarte, la abrace. Sollozando, sin quererme
soltar hasta que a lo lejos Vanessa grito mi nombre, la solté y dije lo siento
pero tengo que dejarte, bueno tengo que irme me buscan, acaricie su mejilla, sentí
correr una lagrima entre mis dedos y me marche; al llegar a Vanessa me dijo llora
pidiendo tu regreso, sufre ¿porque? Mientras que le conteste creo que es porque
le dije no saber quién era y solté en llanto. Regresamos a la sala y todo como
si nada, salimos a la estancia veíamos la lluvia y en ese momento llego Don
Max, diciendo la volviste a perder…
1 comentario:
Vaya...Que intenso...
Por cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
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