6 mar 2012

Carmesí Encarnado


Recuerdo el dulce deseo del rojo de tus labios,
como corre la rosa entre tu vientre,
palpa la mano que sangre desea ser para vivir
tan dentro de ti.

Mira agonía que aqueja entre tus hombros
desliza el cuerpo cálida mujer,
sentido de ausencia tu mirada dispersa
entre mi cuello y el cielo estelar.

Hiriente y común el rojo volátil del amanecer
que te aleja de mí, eres tú el nada cotidiano
que en mi ser, mi alma y corazón deseo
tanto tener.

Como amante encarnado quiero florecer en tus palabras,
revivir el momento en que eres tan tú habitando entre mis brazos,
tan mujer, y veas en esos instantes fervientemente la  pasión que desborda
de entre mis entrañas como un rojo carmesí.

Es la silueta que recorro cada noche, el lumbral,
el fuego de la habitación en que te has hecho mía,
tan pura y constante tal cual aura en plena primavera,
simplemente tú, el palpitar que me da vida.


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