Alguna vez le conté sobre lo irresistible que era la mueca de sus labios,
quizás en aquellos días de auxilio; NO, yo sé que NO. El choque entre nosotros
comenzó con una mirada, NO; otra vez NO, en realidad fue una palabra, -castigo-,
una palabra en acciones. La dramatización perfecta. En su inicio he de admitir, fue la comedía perfecta;
ligera motivación estudiantil. Lleva el nombre de mi amor de verano, sí, ese que ha quedado perpetuo
entre mis versos -los más cursis-, era agobiante, casi como usted, pero NO, jamás es igual. Procuré no seguir
el juego, pero su coquetería era embriagante, podría dominar a cualquiera y yo solía someterme a su encanto.
Hasta que el juego comenzó a desviarse y convertirse en letras románticas -absurdas-, error fatal. Un día fue usted,
el otro yo, ¡oh! nos ignoramos tan bonito. NO sé cuándo comenzó todo, pero sé el final. Tuve sus mejores días,
¡oh! si, una mirada o dos, tres y se mordía los labios. Alguno tenía que iniciar, su especialidad era llamar
mi atención con una absurda negación, tan absurda que terminaba en una sonrisa. Llevando siempre un místico
toque de coquetería. Sí, lo extrañaré. Mi curiosidad siempre me ha llevado a hacer cosas nuevas y entre nosotros,
NO fue la excepción. Yo NO suelo ser tan atenta, pero cuando alguien me interesa, llego a ser… un poco… NO… bueno,
sí, algo extremista, persistente, quizás hasta un punto, insoportable. Sí, entre tú y yo, ese fue mi error.
YO sabía, que usted sabía y aun así lo permitía. NO era la edad, NO era el lugar y en definitiva NO era el momento,
ojalá llegara. Pero NO, eso NO pasará. Muchos dirán que es soez y estridente, más ninguno de ellos vieron
la ternura de sus ojos, el eclipse, la profundidad en la que uno se puede sumergir; yo creí en usted. Inquietante.
Marque mí destino cuando dije que NO escribiría una historia de amor, lo hice. En esa fantasía encontraba
el brillo de mis ojos y le ame. Fui tan egoísta que le agobié; aún deseosa de escucharle, cuidarle,
abrazarle -aunque usted abuse-, de verle feliz. NO soy suficiente, soy demasiado. Lo suficiente coqueta,
demasiado atrevida, suficiente irónica, demasiado sarcástica. Qué de raro tiene, que me esté muriendo por usted.
NO, admito la mentira. Puedo entenderle, también he tenido un entretenimiento.
Podríamos llegar al final ya, o dejar puntos suspensivos.Su última sonrisa le dejó al descubierto y entonces…
Dijo: lo siento, NO...