El perfume en tu piel altera ciegamente mis sentidos,
enciende mi cuerpo arrastrándolo al placer del tuyo.
Inconsciente delirio, respiro, suspiro,
me tienes ahí... donde convergemos.
La suavidad de tus dulces labios,
el ardor de cada roce... ¡oh cuan placentero es!;
acorralada a tus uñas en mi espalda.
Intensa, constante.
Penetrándome al compás de esa dispersa mirada,
a la entrega de tus dedos,
ese constante jugueteo de su lengua,
palabras... estremecedoras.
Camino al tacto de esos mezquinos bordes en mi cuello,
espalda y ahí donde el goce se vuelve eterno,
donde la miel siendo el fruto vierte de su espacio,
con esos dientes tan tuyos clavados en mí.
… y sus labios ya apreciando un espasmo glorioso;
así sin más que dos siendo una…
Impaciente, deseosa del saber; no hay conclusión más que el goce de un instante furtivo. Satisfactorio, exclusivo, lleno de ti en cada arranque, en cada paso en esas latentes pausas donde el ahogado respirar carece de coherencia. Así como gustes…ahí donde se siente, hoy vencida ante la lujuria encantada de tu piel.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario