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Ayer me acorde de ti, del tiempo que nos hizo falta, de los mil besos que me quedaste debiendo.  Nos comimos el tiempo y al final nos faltó tanto, de no haber corrido estaríamos planeando nuestro primer 14 de febrero. Tantos viajes pendientes. Mucho tiempo por vivir, porque cuando encuentras a quien amas siempre falta el tiempo, te das cuenta de lo corta que es la vida. Mira que hizo falta tiempo para andar en la playa, bailar, inventar una aventura, complacer nuestros antojos, tanto tiempo. Tanto tiempo, para andar en tu vestido blanco, negro o dorado, sobre ese andar de flores mientras te espero del otro lado. Mira que hizo falta tiempo para respetar nuestro tiempo al tiempo.

Mírame ahora, seré madre de una hija que nunca será mía, la amo sin tenerla entre mis brazos, ya planeamos el cuarto, la cuna, sus mascotas, la casa, su spot de lectura, es una fantasía llena de amor y anhelo que mis ojos nunca podrán ver. Pero ahí estoy animando su llegada. Esos detalles que vi contigo, nuestra pequeña familia se desvaneció en el aire de mis lamentos y la prisa de los tuyos.

Me diste la mentira más bonita con el amor entre tus brazos. Los instantes más placenteros en el tedio de nuestro momentáneo encuentro. Que ironía encontrarme enamora ahora que ya no estás. Que ironía no haber abrazado lo que más quería por el miedo a repetir lo que tanto odie, y repetir.

Gracias por amarte y alejarte cuando aún era un buen tiempo, mereces todo lo bueno. Al final en mi constante cuando no es, no es. Namaste, mi rayito de sol.