de este amor in-consumado, pero la perplejidad de tu sonrisa en la mía me hace brillar
desordenadamente, esparciéndome levemente por cada calle al caminar. Eres y no eres
la huella eterna en mi interior, -Y me encontré maldiciéndote, odiándote,
y diciendo para mí: ¿Por qué el destino quiso que te cruzaras en mi camino?
Luego me acusé de blasfemia y no sentía en mí más que un deseo, una sola esperanza:
¡Verte otra vez! ¡Sí, verte otra vez! Solo bastaba que aparecieras, que sólo me miraras
y de mi ser entero tomaras posesión. Oh, mi -amor-: ¡soy tuya! ¡te amo!- Volviste con esa sonrisa
tuya en un "espectacular" por el blvd y esa chispa (maldición para muchos) regreso; como no habría
de empaparme esa sonrisa si de tu esencia juvenil fui echa aún en el infortunio de la mía,
me enamoró de ti con locura... obsesionadamente. Y aún mueves el piso que camino. Tener frente
a frente me llena de inquietud por el pasado que remueves, el #pelometro es nada pues mi corazón
colapsa y enmudece mi respiración. Al menos ya no hay llanto después de tus presentaciones,
no hay agonía... solo restos de melancolía por malas acciones mías. No te culpo,
ni disculpo alegría de mis días, solo caes en el olvido ante mi frágil y pesada memoria,
más el secreto de nuestra historia que dejaste en el vacío quedo sellada en el quebrantado
"corazón" y esparcido en esas lagrimas que algunas vez fueron tuyas.
Amarte siempre fue un acto de valentía.
Mi musa, tú, siempre tú, mi amada, tú...
-La sección separada ente guiones es del 2do acto de la Ópera Carmen (modif. por mí)-