-pero eso no pasa contigo... llevas intentándolo desde hace dos años
-ha ha ha"
el dolor se oculta de muchas maneras y la risa en este caso fue la mía,
una risa simplista evocando la falta, negación, silencio agudo, la mejor marca de dolor, de razón. Y no, no olvide....
Recuerdo el oleaje cóncavo y convexo de tu cuerpo en medio de mis lágrimas,
aquel dulce sabor del adiós en tu último “te amo” que sin querer omití por esa fascinación
mía de tus labios carmín, tus plegarias por escapar de esa caja de cristal, dónde todo lo veías
pero poco podías alcanzar; una libertad que te ayude a conseguir. Cómo olvidar haber sido tu objeto más codiciado,
atajo infernal al paraíso de tus caderas, pensamiento y obsesiones;
me ataste a una seducción que aún respira en mi piel.
Olvide… olvide escribir sobre el amor, ese de ti, la esencia que robaba mi respiración,
lapso entre suspiros y mágica mirada.