Todas las preguntas sin respuesta, absueltas por aquellas dudas.
El demonio la persigue, mientras ella seguía siendo el ángel que mas deseaba y amaba.
Inconscientemente aferrada a su deseo, queriendo obtener una infinita pasión;
cada movimiento, un tono musical por cada curva.
El sube y baja de su esplendor cubrió cada centímetro
de su ostentoso cuerpo aun siendo mujer; plagada en un llanto intencional sobre su piel.
Ese roce, aquel acercamiento, un tú plasmado con un beso.
Sus labios, tan suaves, cálidos, partiendo de su boca tiernamente, viajando entre perfumes,
corazonadas ambulantes en un silencio de placeres incontables.
La mujer que ama por fin entre sus brazos, un goce terrenal,
de estancia las nubes rodeadas de un cielo azul,
y en sus ojos el brillo estelar del sol.
Amanecer, anochecer, un paraíso entre sus brazos.
De ser una ilusión, culminó en la entrega del mas grande amor
entre dos mujeres partidas por caminos desiguales,
mentiras de olvido y el cruce sombrío de la ajena adversidad.
