Rodeada de todos ellos, es como estar en una casa de cristal...uno a uno en cada pared como si fuesen a atacar; esperando el momento, segundo a segundo, un tic toc convirtiéndose en tormento. Enajenada de esa competitividad animal, lucha a lucha por llegar a ser el mejor. Vierte un humo áspero, tóxico, soplando el viento que había de inhalar siendo este el veneno que marcará mi piel, volviéndola sombría. Sonrisas que vienen y van, saludos inconscientes, declaraciones permanentes, un guiño, una caricia, cientos de besos al aire y presentaciones inapropiadas que absorbe cierta indiferencia.
Un mundo en el que soy y finjo estar. Aliviada del dolor matutino, tan paciente a la sombra de esa tristeza que me empapa siendo la verdad de todo lo había arruinado y aquello que planeaba dejar. Temor, soledad, amor y hasta aquellas amistades que se alejan por una incomprensión. Todo llegaba como bomba a punto de explotar, al filo de la vulnerabilidad echando andar desplantes y múltiples agresiones verbales. Y es que hoy el tiempo del nosotros agotó el último soplo que carrera a carrera pudo invertir haciéndolo algo mejor para más que un bien común.
Derramando emociones, olvidando el disfrute de la vida, de esa vaga diversión, felicidad por aquello del tenerlo todo y arduamente conseguirlo con estrés, dedicación o la falta de sensibilidad pues lo único que importa es lo material. Perdiendo la chispa en donde lo sencillo es lo mejor que podríamos encontrar. Cegada ante la vanidad, el orgullo y absurdo prejuicio, abandonando la fragilidad que entrega una caricia, la calidez de un beso o ciertamente la emotividad de un te quiero. Hoy por hoy ya no existen lágrimas de felicidad, sin embargo brotan sin cesar las de un engaño, desamor, muerte, hasta las del adiós que se entierra en el alma.
Gota a gota cae del cielo una brisa de mar envolviendo las tragedias en la pureza de un solo mirar; a su paso, esa cercanía formaba el deseo de que fuese más que un mirar, hasta ser posible un solo latido entre esos dos corazones. Y bien dicen que de todo lo malo en su final a de renacer algo aun mejor.
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